Desde hace rato Elisa Carrió se siente sapo de otro pozo en algunos lugares, como en la Asociación Permanente por los Derechos Humanos, donde formaba parte.
Con el voto unánime de su comisión directiva, la APDH separó a Elisa Carrió de la entidad por sus críticas al proyecto oficial sobre la obtención de muestras de ADN para identificar a posibles hijos de desaparecidos. La APDH sólo había expulsado a Carlos Saúl Menem cuando indultó a los represores de la dictadura militar.
Desde que Carrió comenzó a justificar al terrorismo de estado, recibió el repudio de todos los organismos de derechos humanos. Sobre todo de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. Algunas Madres relacionaron esta actitud de Carrió con su pasado como empleada de la dictadura. Lo que es indudable, es la continuación ideológica de la misma persona que apoyó la ley de obediencia de vida, el punto final y la teoría de los dos demonios.
Elisa dijo que “no le importaba” su expulsión, como para dejar bien claro su mensaje político: le interesaba pegarle un guiño a la derecha, sobre todo para intentar ser la elegida de ciertos medios que abandonaron a Julio Cobos. Carrió está corrida del armado de la UCR, e intenta ser la candidata de los grupos económicos.
La política de derechos humanos de este gobierno es un ejemplo en el mundo, y día a día hay un nuevo logro, una nueva victoria de justicia. Esta semana las Abuelas encontraron a otro nieto. Otro joven que recupera su identidad, que mira de frente a la verdad y a su país. Ya son 98 los nietos recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo.