El sol rajaba la
tierra, la multitud se iba reuniendo en la Plaza de los Dos Congresos con esa
confraternidad reflejada en los cuerpos. Como cada 1 de marzo, miles y miles
llegaron a las puertas del Congreso para escuchar a la Presidenta Cristina
Fernández de Kirchner en la apertura de las sesiones ordinarias.
El clima de fiesta se
vivió a lo largo de toda la jornada, desde temprano, mientras aguardaban la
llegada de la Jefa con cánticos y mística militante, luego escuchando con
un silencio atento el discurso cargado de contenido y al cierre, cuando los
presentes estallaron en aplausos tras ser testigos de un momento histórico. La
Cámpora Comuna 12 fue parte de esa comunión que se viene dando desde el 2003,
cuando "un presidente con bastante menos votos que esta Presidenta, pero
con una voluntad y una capacidad y una convicción en el futuro que no reconocía
límites, daba comienzo ese 25 de mayo a un proyecto político abarcativo a toda
la nación".
En un claro mensaje
político la mandataria repasó minuciosamente la gestión iniciada hace casi diez
años a los que definió como la "década ganada por todos los argentinos"
por la recuperación social, económica, cultural, democrática, de igualdad de
los 40 millones de argentinos. Adentro del recinto y en las inmediaciones, una
misma consigna unificaba el sentimiento compartido: "Cristina, Cristina,
Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación."
Los momentos más
álgidos y emotivos llegaron al final, cuando Cristina se refirió al memorándum
con Irán recientemente aprobado por ambas cámaras legislativas y a necesaria la
democratización Poder Judicial.
La Presidenta dio
cuenta de su compromiso con la causa AMIA, denunció la complicidad local y
fundamentó su decisión firmemente, coherente con la voluntad política de los
gobiernos kirchneristas: "Yo no hago la plancha. Lo más fácil para mí
sería dejar las cosas como están y hacer un discurso por año. Me niego a ser
parte de esos pusilánimes, vegetativos, a los que no les importa nada. Tenemos
que destrabar esto."
En referencia a los
cambios en el sistema judicial, Cristina presentó diversos proyectos de ley
para iniciar el camino a una "Justicia legítima", aquella que no
dependa de los factores económicos, que se sepa parte de uno de los poderes del
Estado y que debe aplicar la Constitución.
El cierre fue una
declaración de principios y una nueva muestra del compromiso de Fernández de
Kirchner. Las pulsiones ya estaban agitadas. La pasión se respiraba en el aire.
La lealtad de la militancia con su conductora sellaba otro hito, esa lealtad
que se refuerza permanentemente a fuerza de mandato popular, comprensión
histórica y convicción política. Se trata de una "dékada ganada" que
es sólo el comienzo de una nueva Argentina con crecimiento e inclusión social.