martes, 10 de diciembre de 2013

Pensar lo político: charla con el filósofo Darío Sztajnszrajber

Muchos consideran imposible analizar la realidad política desde la filosofía, como si se tratara de dos campos antagónicos, pero la charla con el filósofo Darío Sztajnszrajber (Zeta), vino a demostrar lo equivocado de esa teoría. El comunero del Frente para la Victoria Pablo Ortíz Maldonado, numerosos vecinos y militantes se reunieron el viernes 6 de diciembre por la tarde en la unidad básica El Amor y la Igualdad para debatir e intercambiar ideas sobre política, ideología y el amor, entre otros temas.
"La Patria es el otro", frase formulada por Cristina Kirchner en ocasión de un acto por Malvinas y en la inundación de La Plata,  dio lugar a la "primera tensión" de la tarde, generando una activa participación del público, como en todos los temas: pensar al otro como el afuera, como lo ajeno, como lo inclasificable  y cómo desde la política se actúa con él. El filósofo marcó que el peronismo "puso al otro en escena: el cabecita negra se convirtió en sujeto" mientras que el progresismo nunca supo interpretar a las clases populares porque no les dio entidad: "El kirchnerismo colocó en el centro de la política al otro, por eso "molesta", argumentó.
Para ejemplificar otra característica de este proyecto, mencionó la actitud del senador del FpV Miguel Pichetto en el debate por el Código Civil, cuando sostuvo que votaba por "disciplina partidaria": "No votó por él sino que votó lo que la gente eligió como proyecto político. No pensó la política desde el individuo sino desde lo colectivo", celebró.
Tras señalar que la identidad argentina está en "permanente reinvención", el conductor de Mentira la verdad señaló que por eso la patria es el otro. "Cristina es el liderazgo desde el discurso, produjo una reinvención del peronismo y de la política inéditos", valoró.
Como segunda tensión, planteó dos definiciones de la política: la de Aristóteles que propone que "la política es el arte de lo posible" cotejada con la del Mayo Francés que apunta "seamos realistas, pidamos lo imposible". Zeta reflexionó sobre la aparente contradicción de la segunda frase y sugirió recuperar "el sentido utópico de la política para saber que algo se puede hacer", asociándolo con el modelo del amor ideal, en donde el otro nunca encaja en el modelo personal: una vez que lo hace deja de ser otro.
También se abordó cómo entendemos lo popular y los prejuicios que arrastramos hasta llegar a la última "tensión" de la charla: la que existe entre la ideología y la gestión, señalando al macrismo como estandarte del Estado como empresa, expresión de la antipolítica. En ese punto, el autor de ¿Para qué sirve la filosofía? explicó que para el neoliberalismo la prueba de que el Estado no debe intervenir en la economía es que genera corrupción. 
Zeta consideró que la solución a esa tensión radica en la oscilación entre uno y otro campo: para accionar es necesario tener en cuenta la ideología y para generar cambios de fondo hay que cambiar el lugar desde el que se mira. "El peronismo mira para arriba para soñar y para abajo para cumplir esos sueños", sostuvo Ortíz Maldonado.
Por último, el filósofo valoró el "modelo revolucionario del país" y se mostró "agradecido" por poder vivir este momento: "Es increíble vivir en un país así para los que veíamos a la democracia como algo formal", remarcó. Según el invitado, hay que ser optimistas con los cambios de estos últimos años: "Hubo movimiento, hubo reacción, estamos vivos", alentó.
Por su parte, Ortíz Maldonado dio cuenta de la importancia de formación política para los militantes, destacando que así se retoman discusiones pendientes tras un año intenso en donde tuvieron lugar la inundación en el Barrio Mitre y las elecciones legislativas. En ese punto, valoró a los militantes de La Cámpora Comuna 12 que "no perdieron nunca las convicciones y estuvieron presentes en el lugar necesario".

Nadie salió como había entrado: todos fueron interpelados por alguno o varios de los ejes que se trataron, ayudando a cambiar la perspectiva para que el pensamiento no se enquiste, despertando la pulsión por conocer, por replantearse cuestiones que parecían resueltas. Es posible pensar lo político desde la filosofía.