*Por Paula Penacca,
Legisladora del FpV y Presidenta de la Comisión de Descentralización y
Participación Ciudadana de la Legislatura porteña. (Para Nueva Ciudad)
La ley de comunas
establece que cada comuna debe realizar una consulta popular antes de que la
legislatura concrete el nombre, que es el que le reconocerá su identidad. El
gobierno, sin embargo, invita a participar a través de mecanismos que dejan
afuera a muchos ciudadanos.
En épocas donde el
gobierno porteño quiere instalar que la participación es sinónimo de votar
por facebook, los barrios luchan por su identidad. En cada comuna, los vecinos
luchan y resisten el intento del PRO de “envasar” la identidad de las
mismas y transformarlas en objeto de marketing y manipulación.
La defensa de los espacios
verdes forma parte de la identidad de varios barrios; en otras, la
identidad se defiende garantizando el funcionamiento de los corsos,
milongas y peñas, defendiendo a los clubes de barrio de los salvajes
tarifazos o pintando murales con los colores que identifiquen esas calles.
También, colocar baldosas con los nombres de los desaparecidos de
cada barrio es una acción política de resistencia contra el olvido.
La Constitución de la
Ciudad de Buenos Aires, garantiza “la memoria y la historia de la ciudad y sus
Barrios” y esto mismo dice la ley de comunas cuando afirma que
una de sus funciones es “preservar, recuperar, proteger y difundir el
patrimonio y la identidad cultural” de los barrios de la ciudad. En relación a
esto, es importante que en cada barrio comience a discutirse la denominación
(nombre) de cada una de las quince comunas, teniendo en cuenta la identidad
barrial y cultural de las mismas, y asegurando la participación de los
ciudadanos en esa decisión. La ley de comunas establece que cada comuna debe
realizar una consulta popular antes de que la legislatura
concrete el nombre.
El único ejemplo que
llegó a concretarse es el de la comuna 9 que realizó la
consulta popular en las elecciones del 2015 para denominar a dicha comuna con
el nombre de Lisandro de la Torre (donde más de 62.000 ciudadanos votaron por
la afirmativa). Otros vecinos en sus comunas están realizando campañas para
instalar la discusión. El caso mas notorio es el de la comuna 12,
donde los vecinos juntaron 7.000 firmas para que la comuna lleve el nombre del
cantante de tango Roberto Goyeneche. Dicha campaña contó con el apoyo de varios
artistas y personalidades de la cultura, y en cada aniversario de Goyeneche los
vecinos vuelven a reactivar el pedido.
En otras comunas,
empiezan a instalarse otros nombres, que van desde “Papa Francisco” hasta
“Comuna de los derechos humanos”, aunque aún las juntas comunales no recogieron
el guante para iniciar el proceso. La ley 1777 indica que “las
Comunas se identifican de la manera consignada en el anexo de la presente ley,
hasta tanto los electores de cada una definan su denominación mediante consulta
popular convocada por la Junta Comunal. Concluido el proceso de consulta, la
Junta Comunal emitirá un proyecto de ley con la denominación propuesta, para su
tratamiento por la Legislatura de la Ciudad”.
La denominación numérica
actual responde solo a una decisión administrativa, pero está claro que en los
barrios se respira mucho más que un frío número. Llamar a una comuna por un número
es invisibilizarle la identidad, y hoy en día, la defensa de la identidad no es
solo una lucha simbólica, sino también una resistencia contra el
neoliberalismo. No en vano, el gran poeta Jaime Dávalos cantaba “Los pueblos
que olvidan sus tradiciones no saben de dónde vienen ni saben adónde van, y se
convierten en un conglomerado amorfo sin dirección ni sentido…”.
Nosotros entendemos que
es importante que los vecinos denominen a sus comunas, no solo por la
importancia de defender la identidad de los barrios, sino también para
enriquecer la real participación ciudadana. Para el gobierno de Larreta la
única forma que les da a los vecinos para “opinar” es desde las redes sociales
o en reuniones pre armadas. Con la participación a través de una instancia
virtual quedan afuera una enorme cantidad de vecinos que no tienen
internet, y con la presencial, sólo pueden hacerse
“sugerencias” sobre algunas soluciones que ya fueron previamente planificadas.
Quizás respetando la ley de comunas, el gobierno de Cambiemos podría encarar
una verdadera participación, quizás solo de eso se trate, de respetar la ley,
simplemente.