lunes, 6 de mayo de 2019

25 de mayo de 2010, Bicentenario. “Ganar de Nuevo”.

A la medianoche del martes 25 de mayo se cantó el himno nacional argentino en todo el país, en cada hogar, en el Teatro Colón, en la Avenida 9 de Julio y, a través de la cadena nacional de Radiodifusión y Televisión, desde el Parque Provincial Ischigualasto ubicado en la provincia de San Juan. El cronograma central del Bicentenario estaba en marcha.
Los presidentes latinoamericanos tenían un alto nivel de popularidad, tanto que salieron a la tarde de Casa Rosada, y con un pequeño cordón y poca seguridad, desfilaron entre los millones de argentinos. Los flameadores de “La Cámpora”, que por esos días habían cambiado de diseño y eran tradicionales banderas argentinas con las letras del nombre de la organización en el medio, flameaban arriba de las cabezas de los presidentes de América del Sur: Rafael Correa (Ecuador), Cristina Fernández de Kirchner (Argentina), Fernando Lugo (Paraguay), Evo Morales (Bolivia), Lula da Silva (Brasil), Pepe Mujica (Uruguay) y el secretario General Néstor Kirchner (Unasur). 
El mejor momento del continente en los últimos cincuenta años resumidos en una foto histórica. En vivo y en directo el desfile se veía rodeado de un clima de armonía y amistad. A la altura del Cabildo, Chávez agarró una bandera y la besó, Cristina guiaba el camino y Evo Morales se fundía en un abrazo con un boliviano que hacía veinte años se había radicado en Liniers. Los presidentes de Sudamérica se parecían a sus pueblos y a su historia; Correa la definía con precisión: “No estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época”. Los presidentes avanzaban entre millones, mi bandera flameaba en la caña, era la misma que agarró Hugo Chávez rompiendo el protocolo por unos instantes. El Cabildo estaba iluminado, cambiaba de color todo el tiempo, primero rosado, luego violeta y rojo, el cielo estaba fucsia, la noche le iba ganando a la tarde, el atardecer se mostraba como una fuerza que unía a todo un continente.
Durante todo el Bicentenario vi crecer la panza de mi compañera. Algo iba a nacer, traía más vida. Ya no podíamos ocultar más esa alegría de sentir que todo estaba cambiando, por más que nos escondiéramos en la rutinaria angustia de la era que quedaba atrás. Pasaba la etapa de las relaciones carnales y llegaba la de unirse con Latinoamérica.
Con mi compañera intentamos comer empanadas salteñas en el stand de Salta, imposible, había cientos de personas en la fila. Me encontré con mis amigos del barrio, Ingrid y Taty, ambos laburaban como guías en el festejo, me dijeron que había más de tres millones.
A la noche cantamos el himno otra vez, comandados por el rosarino Fito Páez, el paranoico Juanse y la murga uruguaya Agarrate Catalina. Con fuegos artificiales, subieron al escenario para cerrar la noche doscientas personalidades, entre las que había músicos, deportistas y actores, ante tres millones de personas. El gobierno de Cristina gozó en esos días del mayor reconocimiento popular.  "Disfruté mucho viendo la alegría de la gente, viendo una conmemoración de nuestros principales hechos históricos, de nuestra identidad. La verdad que fue un día muy feliz para todos los argentinos, fue un día absolutamente inolvidable para todo el pueblo y creo que fue el Bicentenario que todos queríamos, con millones de argentinos en la calle", resumió la Presidenta.